martes, junio 17, 2008

Las palabras de la vida

Poemas de Salvatore Quasimodo









Y de repente la noche

Cada uno está solo sobre el corazón de la tierra
traspasado por un rayo de sol:
y de repente la noche.

Ed è Subito Sera. Ognuno sta solo sul cuor della terra / trafitto da un raggio di sole: / ed è subito sera.




Basta un día para equilibrar el mundo

La inteligencia la muerte el sueño
niegan la esperanza. En esta noche
en Brasov, en Los Cárpatos, entre árboles
no míos, busco en el tiempo
una mujer de amor. El bochorno quiebra
las hojas de los álamos y yo
me digo palabras que no conozco,
derramo tierras de memoria.
Un jazz oscuro, canciones italianas
pasan volcadas sobre el color de los iris.
En el crujido de las fuentes
se ha perdido tu voz:
basta un día para equilibrar el mundo.

Basta un giorno a equilibrare il mondo. L’intelligenza la morte il sogno / negano la speranza. In questa notte /a Brasov nei Carpazi, fra alberi / non miei cerco nel tempo / una donna d’amore. L’afa spacca / le foglie dei pioppi ed io / mi dico parole che non conosco, / rovescio terre di memoria. / Un jazz buio, canzoni italiane / passano capovolte sul colore degli iris. / Nello scroscio delle fontane / s’è perduta la tua voce: / basta un giorno a equilibrare il mondo.



Tengo flores y de noche invito a los alamos

Mi sombra está sobre otro muro
de hospital. Tengo flores y de noche
invito a los álamos y a los plátanos del parque,
árboles de hojas caídas, no amarillas,
casi blancas. Las monjas irlandesas
no hablan nunca de muerte, parecen
movidas por el viento, no se maravillan
de ser jóvenes y gentiles: un voto
que se libera en las ásperas plegarias.
Me parece que soy un emigrante
que vela encerrado en sus cobijas,
tranquilo, por tierra. Tal vez muero siempre.
Pero escucho gustosamente las palabras de la vida
que jamás he entendido, me detengo
en largas hipótesis. Ciertamente no podré eludir;
seré fiel a la vida y a la muerte
en cuerpo y espíritu
en cada dirección prevista, visible.
A intervalos algo me supera,
ligero, un tiempo paciente,
la absurda diferencia que corre
entre la muerte y la quimera
del latir del corazón.


(Hospital di Sesto S.Giovanni, noviembre de 1965).

Ho fiori e di notte invito i pioppi. La mia ombra è su un altro muro / d’ospedale. Ho fiori e di notte / invito i pioppi e i platani del parco, / alberi di foglie cadute, non gialle, / quasi bianche. Le monache irlandesi / non parlano mai di morte, sembrano / mosse dal vento, non si meravigliano / di essere giovani e gentili: un voto / che si libera nelle preghiere aspre. / Mi sembra di essere un emigrante / che veglia chiuso nelle sue coperte, / tranquillo, per terra. Forse muoio sempre. / Ma ascolto volentieri le parolle della vita / che non ho mai inteso, mi fermo / su lunghe ipotesi. Certo non potró sfuggire; / sarò fedele a la vita e a la morte / nel corpo e nello spirito / in ogni direzione prevista, visibile. / A intervalli qualcosa mi supera / leggero, un tempo paziente, / l’assurda differenza che corre / tra la morte e l’illusione / del battere del cuore. (Ospedale di sesto S.Giovanni, novembre 1965).

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